miércoles, 5 de agosto de 2009

La obra reciente de Zumpano

Transiciones

Para los que disfrutamos en casa la obra de Zumpano anterior a esta indeclarada nueva etapa, para esos antiguos enamorados de territorios/islas plagados de anécdotas y narrativas a veces infructuosas, ver esta renovada tanda de color nos mueve a la alegría, no sin un dejo de nostalgia.

El planeta visto desde estas latitudes primermundistas parece haber perdido peso, y ganado en levedad al decir de  Italo Calvino en una de sus seis propuestas para el próximo milenio. Zumpano se promete mucho más contemporáneo, porque no me atrevo a decir posmoderno ya que para muchos posee un sentido de hedonismo o directamente superficialidad… digamos entonces rabiosamente actual.

Leve, sensual, sintético, inmediato, visualista, fragmentario, Zumpano parece haberse comprado unas gafas de ver demasiado cerca su producción anterior, y donde algunos vemos pérdida otros ven énfasis, donde algunos añoran narrativa otros disfrutan del flash, donde había barroquismo ahora se ve una luz más clara y, por tanto una sólida definición del trazo, del límite, del borde y también del fondo.

Porque es en el fondo donde más moderno se hace la obra de Zumpano, plano, totalizador, soporte monocromo de la complejidad menguada. Se hicieron casi historia aquellos subpaisajes interiores que afloraban “desde el fondo de la tierra” como un recuerdo vago de otro continente.

Zumpano se hace también global, en tanto actual, y se suma a una nueva latinoamericaneidad menos sufridora, menos llorosa y vindicativa. Aflora aún más ese sentido de levedad que Calvino define en su obra como una  “operación que ha consistido, las más de las veces, en sustraer peso; tratado de quitar peso a las figuras humanas, a los cuerpos celestes, a las ciudades; tratado sobre todo de quitar peso a la estructura del relato y del lenguaje”.

Ese relato es al que le asignamos mucho peso específico en su obra anterior y que no renunciamos a perder, tal vez cambiar, como razonable interrupción en una búsqueda, ante la improbabilidad del estancamiento.

Hay, finalmente, una obra que marca un decurso que rompe con casi todo el universo pictórico del actual Zumpano, La Familia Numerosa, la renovación casi total, la quinta marcha que probablemente inaugura otros territorios por explorar, pero con la contundencia del trabajo pasado. Por ahí también queremos verlo irse, de madre, en una rabiosa individualidad, desatada de todos los lazos.