lunes, 4 de enero de 2010

Descubre el Universo en Facebook





















La tecnología informática reciente, mal llamada nuevas tecnologías, es decir un vulgar ordenador con un monitor de dimensiones superiores a los domésticos y en algunos casos táctiles, con o sin aplicaciones realizadas ad hoc para un programa de difusión, está reemplazando a toda la teoría museográfica y las técnicas de comunicación y educación informal.

Más allá de los escasísimos casos de museos de la ciencia y/o centros de visitantes tecnologizados, pero pensados para una buena interacción, proliferan cientos, por no decir miles, de medianas y pequeñas “exposiciones” divulgativas que son un importante dislate económico, con rentabilidad cero para los ausentes objetivos de llegar a un público “general”.

Hoy a la mañana dos matrimonios con hijos de entre ocho y diez años fuimos a ver una supuesta serie de exposiciones de ciencia, realizadas por el CSIC en la ciudad de Sevilla, a meses vista del desmontaje de las oficinas de la estación Biológica de Doñana ubicada en el Pabellón del Perú de la expo Iberoamericana de 1929.

Todo un despliegue anunciado en la web http://www.csic.es/agenda.do

Nos dirigimos a los Alcázares de Sevilla, en el Patio de Banderas, ilusionados en ver una gran exposición en las salas de ese monumento histórico. Primer error, hoy una exposición puede realizarse en el salón de una casa doméstica. Marchamos entonces al otro extremo y accedimos a un patio sevillano típico desde el cual se accedía no a una, sino a tres exposiciones: Doñana, Pinturas de Jesús Lara Sotelo y, nuestro objetivo, El Universo para que lo descubras.

Sobre Doñana, en una habitación como el trastero de mi edificio había un ordenador y un texto en el muro, una mesa y dos sillas, donde se ubicaron los niños. Uno de ellos dijo “Doñana: el lince, siempre lo mismo”. Jugaron con la aplicación, se emocionaron viendo darle un biberón a un lince y cerraron el ordenador, dejando en blanco la pantalla para el próximo visitante.

Las pinturas eran interesantes y algún día descubriremos qué las vinculaba a la protección del lince y al Universo, tal vez eso, que ocupaban un sitio en el Universo…!

La tercera exposición la de mayores dimensiones consistía en un revestimiento de los muros (pladur bien pintado con aplicaciones de vinilo de corte, azul noche sobre gris 50%)
Y seis monitores Mac de unas 29 pulgadas que ya quisiera yo para mi casa. Tardamos en descubrir el universo unos minutos. Nada había que fuera un verdadero descubrimiento a
menos que no supieras el diámetro terrestre, la distancia de la luna a la tierra o una vista desde Marte de la Tierra y Júpiter con sus lunas (del diámetro menor a la de una moneda de un céntimo de euro sobre fondo negro profundo).

Pensé en el cadáver del Sr. Tilden colgado de la Giralda, me estremecí con la idea de Sam Ham en una sala de torturas de la dictadura argentina; temblé ante la imaginación de Jorge Morales guillotinado en la Plaza Nueva de Sevilla al lado de la hoguera de Savonarola…

Fuimos a comer a un marroquí y tardé varios minutos en explicarle a mis desilusionados acompañantes que un museo, una exposición, un centro de visitantes era esto y aquello y que la comunicación estratégica, y el aficionado feliz, y la mar en coche… nada de todo eso sirvió para que el tayin de pollo con limón confitado y aceitunas al menos sirviera de objetivo alterno a mi inútil discurso…

El público general quería volver a casa y mirar la tele o dormir la siesta, es más, me enteré que en el Google Earth se puede ver Marte en 3D, y yo y mis seis principios acabaron en Facebook en el muro del Taxidermista que disecó a Belén Esteban, mucho más interpretativo e interactivo que descubrir el Universo en Sevilla.